El Misterio de Las Tres Mortales Personas
Isaías 14: 12;14
¡Qué bolas! Isaías. No hay duda hermano querido. ¡El Diablo es el Ego! Pero si el Ego es El Niño Ignorado, el Diablo es un niño. Vamos a dejar de ignorarlo. Y lo vamos a rescatar. Con la ayuda de Dios.
Un año después de la primera publicación, en esta tercera edición de “El Niño Ignorado” se adopta un título por mandato de las musas. Una vez escrito, y publicado, continué estudiando sobre el Ego. Mucho tiempo dediqué al estudio del Karma. Ambos temas se cruzaron, no pocas veces.
A medida que 1. profundizaba en esas lecturas, 2. las practicaba, y comprendía, al interactuar con el prójimo, y 3. las comparaba con el libro, más me convencía de mantener intacto su contenido. Pero algo surgía de la comprensión terrenal de tales enseñanzas. Distintas palabras. Diferentes experiencias. Y significaban lo mismo.
En el cristianismo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo forman un solo ser. Y comparten la misma naturaleza y sustancia. La Trinidad es el dogma central sobre la naturaleza de Dios. Un ser único que existe como tres personas distintas.
Pero así como en la Trinidad Divinal el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo, ya que en ambos tiene su principio y origen, en esta Trinidad Terrenal el Niño Ignorado proviene del Diablo y del Ego.
Así también esta edición proviene de las dos anteriores. Y forman una Trinidad de un único libro: "Padre Mío", "No Hay Ahora Sin Perdón" y la presente, "La Mortífera Trinidad". Los trabajos pictóricos de sus portadas dirán lo que falta.
Y así nace la tercera persona de una misma entidad. Solo nos queda continuar con el texto de la contraportada original. Aunque sustituyendo solo una palabra: "Detenerlo" por "Rescatarlo":
¿Sabías que el responsable de todo el dolor que has experimentado hasta ahora es un niño? Es tan inteligente que ha logrado que lo llames Ego para no ser descubierto. Y así continuar haciendo de las suyas. Durante miles de años ha causado un sufrimiento innecesario a la humanidad. Ya es hora de rescatarlo.
Aunque peligroso en la oscuridad, cuando recibe la luz es solo un niño dócil. Y va a recibir la luz cuando dejes de ignorarlo. No es tan fácil, pero una vez descubras a tu niño interior, el mundo será tuyo. Yo te ayudo a encontrarlo.
Con el niño llega el perdón. Al disipar el rencor, sucumbe el miedo, muere el sufrimiento. Se acaba el dolor. Desaparece la ofensa. Y ya no hay motivo para perder el tiempo en venganzas. Lo que tienes es que dedicarte a trabajar en formar a tu niño, en un ambiente iluminado para ya no volverlo a ignorar.
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